El CRA, una biblioteca abierta, dinámica y moderna
Durante mucho tiempo, las bibliotecas fueron consideradas como lugares cuya prioridad era el cuidado y la mantención de libros a fin de evitar su deterioro. En ese sentido, funcionaban como verdaderos museos, donde los usuarios ocupaban un lugar secundario y tenían un acceso restringido a los recursos que permanecían guardados bajo llave. Además, en ellas primaba la presencia casi exclusiva de materiales impresos, quedaban excluidos muchos y muy valiosos medios de información y aprendizaje.
De acuerdo a esto, el concepto de biblioteca correspondía al de una entidad con escasa flexibilidad, que no asumía la compleja red de funciones propia de un establecimiento encargado de albergar y mediar recursos culturales. Ante ello, y considerando las limitaciones que esto implicaba, muchos países comenzaron a promover un concepto nuevo y dinámico de biblioteca, a partir del cual aprovechar todo su potencial como eje de actividades educativas, recreativas y de fomento a la lectura. Este concepto es el de Centro de Recursos para el Aprendizaje CRA, el cuál va más allá de los aspectos referidos al lugar y corresponde a una forma más compleja y completa de organizar y gestionar la biblioteca tradicional.
Tal como sugiere su nombre, el Centro de Recursos para el Aprendizaje, funciona como el espacio del establecimiento escolar donde está centralizada la mayor cantidad de recursos con los que pueda contar la escuela o liceo para el desarrollo y formación de sus alumnos/as. Estos recursos son diversos (impresos, audiovisuales, instrumentales, concretos y digitales) y su primera función es la de estar siempre disponibles para apoyar el proceso de enseñanza -aprendizaje de toda la comunidad escolar (estudiantes, docentes, apoderados y funcionarios).
En este sentido, el CRA actúa, antes que nada, como un instrumento para facilitar el proceso educativo, pues busca intervenir activa y abiertamente en la solución de los proyectos, intereses, tareas y necesidades de cada uno de sus usuarios. Por ello, sus deberes son múltiples y van desde el apoyo formal a los requerimientos curriculares, hacia otro tipo de labores más lúdicas y recreativas , pero que tienen una indiscutible incidencia en las prácticas pedagógicas.